Playas inaccesibles de Menorca

Por Itziar Lecea

Aunque es fácil encontrar verdaderas joyas en la costa de la isla, las calas y playas de Menorca más preciadas son aquellas a las que es imposible acceder en coche.

¿Por qué? Pues porque su estado de conservación, el paraje salvaje que las rodea y la improbable saturación de gente las convierte en paraísos sobre la tierra. Incluso en agosto, cuando la isla se está llena de turistas ansiosos por descubrir hasta el último rincón.

Y, aunque te recomendamos encarecidamente que descubras las maravillas que te relato a continuación en otro época del año que no sea verano, siempre puedes hacer amigos menorquines que te lleven a ellas en barca.

¡Te prometemos que acceder a estas cinco playas por mar, te dejará sin aliento!

Cala Trebalúger

Situada en la costa sur de Ferrerías, contiene todos los elementos característicos de la zona: aguas de cristal turquesa, arena blanca y pinar. Cuenta, además, con un pequeño riachuelo que normalmente conduce el agua dulce del canal que desemboca en la playa. Si te cruzas con la corriente de agua dulce dentro del mar, seguramente notarás la diferencia de temperatura. Si eres afortunado y llegas en barca, date una vuelta por los acantilados de alrededor.

La piedra caliza ha formado algunos caprichos cerca, como el puente de Ali, una maravilla natural que te dejará boquiabierto. A Cala Trebalúger puedes llegar andando, aunque te avanzo que es una horita de camino desde el aparcamiento de Cala Mitjana. Créeme, no querrás volver el camino andado en verano…

CALA TREBALUGER

Cala Tortuga

Nos vamos hasta la otra punta de la isla. Metida dentro de la zona de reserva de la Albufera de Es Grau, en Mahón, Cala Tortuga es una de esas playas que no parece de este mundo. La arena es mucho más tosca, pero el agua es igual de cristalina.

La única forma de llegar, a parte de por mar, es dejando el coche en el aparcamiento de Faváritx, durante la temporada en que se permite llegar en coche hasta el faro.

Aviso a caminantes: es una zona totalmente pelada de bosque, por lo que no vas a encontrar sombra alguna. Hazte con un buen sombrero.

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Cala Pregonda

Cuando hayas estado en Cala Pregonda, no te la quitarás de la cabeza. Arena amarilla, agua azul cielo y una formación rocosa en forma de isla que invita a ser explorada por todos los costados. Otro paraje que se te quedará grabado en la retina. ¡Y en la piel, si no vas con una buena sombrilla!

A Cala Pregonda solo podrás llegar andando un buen trecho desde la playa de Binimel·là, en Es Mercadal. Eh, pero ya que has hecho el camino hasta aquí, date un paseo hasta Cala Barril, que queda al lado 😉

CALA PREGONDA

Platja des Bot

Vale, puede que esta no sea del todo “inaccesible”, pues unos 15 minutos de caminata desde la playa de La Vall, en Ciudadela, serán suficientes. Sin embargo, la poca publicidad de esta cala, junto con un acceso poco indicado, la convierten en un tesoro que vale la pena ver una vez en la vida. Además, el acceso es la mar de ameno: un camino bien marcado entre pinar, con riachuelo incluido en el que podrás ver tortugas, patos y algún otro animal.

Es Bot descubre toda su majestuosidad tras subir una pequeña pero empinada duna de arena. El río que has dejado atrás se abre ahora sinuoso en una curva que abraza todo el arenal y desemboca en la parte izquierda de la playa.

Mientras que en el costado derecho, una caseta blanca construida en el acantilado dispara todos los deseos de convertirte en náufrago y dejarlo todo para mudarte a este pedazo de tierra santa.

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Cala Fustam y Cala Escorxada

Como colofón, no puedes perderte estas dos calas del sur, Cala Fustam y Cala Escorxada, tan juntas entre ellas como separadas del resto del mundo. ¿Quieres llegar? La caminata es de más de una hora, ya vayas desde el este, por Binigaus; como desde el oeste, por Cala Mitjana.

Aunque la excursión vale muchísimo la pena. Al estar tan alejadas de la “civilización”, estas dos calas conservan unos valores naturales increíbles.

Y suelen estar casi desiertas incluso en agosto. ¿Quieres una recomendación? Cómprate un billete para venir a Menorca en octubre y disfruta de estas dos preciosidades en otoño.

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