Si de algo puede presumir Menorca es de estar llena de historias curiosas y leyendas

Sin embargo, pocas veces se tienen documentadas algunas de estas ocasiones extraordinarias. Una de estas rarezas es la de la milagrosa sudoración de una talla de Cristo en Ciutadella, durante el siglo XVII.

Todo comenzó el 14 de marzo de 1661, cuando dos personas avisaron sobre mediodía al vicario general, Don Cristóbal Casals, que la figura estaba sudando.

Por aquel entonces, la talla de madera, de autor y fecha desconocidos, se encontraba en la casa de los pelaires (personas que se dedicaban a prepara la lana para hacer tejido). Justo cuatro días antes, se había rezado a la figura con la intención de pedirle que lloviera, pues estaba siendo un año muy seco.

Don Cristóbal mandó, con cierto escepticismo, al presbítero Miquel Vivas, para que comprobara qué estaba ocurriendo realmente. La sorpresa fue mayúscula cuando Vivas y varios eclesiásticos más entraron en la pequeña habitación en penumbra y pudieron ver a la luz de la vela cómo, efectivamente, la talla de madera estaba empapada de sudor.

sant onofre menorca

La noticia corrió pronto entre la población de Ciudadela, que no tardó en ir a ver el milagroso suceso. Durante esa noche, la imagen fue custodiada. Una segunda sudoración tuvo lugar a la mañana siguiente, 15 de marzo.

La imagen del Cristo fue trasladada a la iglesia parroquial ese mismo día, donde se le secó y limpió el sudor. Sin embargo, a la mañana siguiente, la talla volvía a estar húmeda. Ante tales hecho prodigiosos, el vicario decidió darle una nueva ubicación y poner la talla en la iglesia de Sant Onofre, en lugar de la casa de los pelaires, mientras no se construyera una específica para ella.

La cuarta sudoración ocurrió al domingo siguiente. El Santo Cristo había sido de nuevo trasladado a la parroquia, donde toda la población le rezaba pidiendo las ansiadas lluvias.

Comprobaron entonces que la figura sudaba por el costado derecho. Tras las plegarias, la talla volvió a Sant Onofre, donde un par de días después, sudó por quinta y última vez.

La construcción de una iglesia digna

Tras los milagrosos sucesos del año 1661, tanto los pelaires como muchos de los habitantes del pueblo, pidieron que se construyera una iglesia propia para la imagen del Cristo.

Incluso hubo personas que pedían ser enterradas en la iglesia donde debiera descansar la figura mucho antes de poner la primera piedra.

Tal era la devoción que había despertado la talla de madera. En febrero de 1662 empezaron las labores de construcción, en el mismo lugar en que se encuentra hoy en día, en la calle del Seminario. Se estableció entonces un sistema de recogida de limosnas para pagar las obras, que duraron hasta 1667.

La devoción actual

Actualmente se puede visitar la imagen en la misma iglesia que se construyó para ella en el siglo XVII. Sin embargo, durante la Guerra Civil, se profanó el templo y se rompió la talla.

Le separaron los brazos del cuerpo y lo dejaron tirado en el suelo. Hasta que varias personas del pueblo pudieron recuperar a escondidas todas las piezas.

El escultor Jaume Bagur Arnau restauró la figura, a la que tuvo que reparar dos dedos de la mano derecha y pequeñas partes de la cabellera, el talón derecho y el brazo. La talla volvió a su templo el 12 de marzo de 1939. Y allí sigue desde entonces, guardando en un templo oscuro y recogido la historia de la milagrosa sudación.