El continente perdido de la Atlántida está en Menorca

Al menos, la Atlántida imaginada por el pintor local Carles Gomila, que este mes de agosto ha inaugurado su quinta exposición individual en la Galería Vidrart.

Con una colección de dieciséis obras pintadas al óleo, Gomila se suma al carro de la ola feminista y otorga el poder y la gloria a las amazonas, las bellas guerreras que poblaron el continente perdido.

Sin embargo, la suya es una mirada feminista que cuestiona, o más bien invita a cuestionar el poder absoluto de un solo sexo.

De amazonas y sirenas

El día comienza brillante y dorado en Atlantis, donde los rayos dorados sirven de guía para el entrenamiento matutino de las amazonas de Carles Gomila. “El entrenamiento de las amazonas” es de hecho la pieza central de la colección, en la que el pintor ha volcado todo el conocimiento adquirido en los talleres de arte de Menorca Pulsar, un proyecto que él mismo coorganiza.

De la paleta de esta obra clave nacen la mayoría de las pinturas de la exposición, en la que Gomila incluye cazadoras, sirenas, esfinges y diosas.

Así, el papel del hombre -poco presente en la carrera del artista- queda relegado al de mero esclavo. Solo dos figuras masculinas hacen acto de presencia. Y solo una tiene el honor de protagonizar un lienzo, en el que risueñamente domina a las bestias más tiernas de Atlantis: unos pequeños colibríes.

El Entrenamiento de las Amazonas

Ruinas sobre las que construir ciudades

El afán de mejora del artista menorquín le ha llevado a conseguir con esta colección una perfección técnica que no se había visto en obras anteriores. Tanto el estudio de algunos clásicos, entre los que se cuentan Diego Velázquez y John Singer Sargent, como las influencias más pop, sirven para configurar el universo de criaturas mitológicas de Atlantis.

La obsesión por dar lo mejor de sí mismo en cada pincelada, le ha llevado incluso a tapar cuadros que habían sido expuestos en otras colecciones. Con el tiempo, Gomila revisa sus anteriores trabajos. Y el destino de los cuadros sin dueño es, como ocurre con algunas de las obras de Atlantis, servir de lienzo para nuevos mundos.

Además, algunas obras se repintaron completamente hasta cuatro veces, sepultando los escombros de las pinturas que nunca fueron. Para Gomila, la obra sacrificada es la llave que abre la obra definitiva.